Cultivo sin Suelo de Hortalizas - Cálculo de la Solución Nutritiva

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Cálculo de la Solución Nutritiva
Para calcular la solución nutritiva necesitamos primero un análisis del agua de riego que vamos a utilizar, la misma tendrá una determinada concentración de iones, alguno de los cuales podrá ser utilizado por la planta y otros se encontrarán en exceso que deberemos considerar en nuestros cálculos.
Partiendo de la solución nutritiva que queremos formular y por diferencia con el agua de riego,
corregiremos para añadir los fertilizantes que nos permitan el ajuste de dicha solución.
Los cálculos los vamos a realizar para obtener la cantidad de abono que necesitaremos aportar a un depósito de solución madre de 1.000 l., que está 100 veces concentrada, o lo que es lo mismo,
el cálculo obtendrá la cantidad de abono en kg. que deberemos suministrar a una balsa de 100.000
l., para conseguir la solución nutritiva que pretendemos.
a) En la primera fila copiaremos el resultado del análisis de nuestro agua de riego expresada en mmol/l.
b) En la segunda fila, anotaremos la solución nutritiva que queremos formular para nuestro cultivo.
c) La fila correspondiente a los aportes previstos la obtendremos por diferencia de las dos anteriores.
Puede que nos encontremos con iones en exceso, procedentes del agua de riego. En el caso de los bicarbonatos, hemos visto cuando hemos definido el pH, que son en gran medida los causantes de pH alto y que se neutraliza mediante el empleo de ácidos, dejando 0,5 mmol/l. conseguimos mantener un pequeño poder tampón, al tiempo que nos permitirá estimar la cantidad de ácido que deberemos emplear.
d) Ajuste de los macroelementos, escogiendo para ello los abonos más convenientes. Por comodidad
en el cálculo, es recomendable seguir el siguiente orden:
Comenzar ajustando el fósforo (con ácido fosfórico o si los niveles de bicarbonatos son muy bajos con fosfato monopotásico), terminar de neutralizar los bicarbonatos empleando ácido nítrico,
ajustar el calcio con el empleo de nitrato cálcico, ajuste del magnesio empleando nitrato de magnesio
y/o sulfato en caso de necesitar incrementar los sulfatos y por último, terminar de ajustar los niveles
de potasio, nitratos, amonio y sulfatos restantes, intentando cuadrar lo mejor posible los aportes previstos.
e) Cálculo de los aportes reales, que pueden diferir ligeramente de los previstos.
f) Cálculo de la solución nutritiva final, que se obtendrá de la suma de las concentraciones del
agua de riego más los aportes reales.
g) Como comprobación y para el cálculo de la CE final, emplearemos el método de los miliequivalentes, para lo cual la concentración de los iones los pasaremos a meq/l, multiplicando
los mmol/l por la valencia del ión, calcularemos el sumatorio de aniones y el de cationes, que deberá ser muy similar. El sumatorio de los cationes o el de aniones dividido entre un factor que varía entre 10 para conductividades bajas y 12 para conductividades altas, nos dará el valor de la CE expresado en mS/cm de la solución final. Otro método para calcular la CE es pasar la concentración de mmol/l. a ppm multiplicando por el peso del ión, calcular el sumatorio de iones y dividirlo por el factor 0,7 para aguas de baja CE y 0,9 para soluciones de alta CE.
h) Obtendremos la cantidad de kilos o litros del abono a diluir en un depósito de 1000 l de solución
madre 100 veces concentrada. Para ello emplearemos la segunda parte de la tabla, en donde para obtener los kilos o litros de abono comercial en estas condiciones multiplicaremos los mmol/l. de abono que necesitamos por el peso molecular/10, teniendo en cuenta en el caso de líquidos la densidad para pasarla a litros.
i) Aportaremos la cantidad de 2 a 2,5 kilos de un complejo de microelementos comerciales aconsejados para sistemas de cultivo sin suelo en el depósito de 1000 litros.
Se exponen dos ejemplos de cálculo de solución nutritiva, el primero empleando un agua de riego de buena calidad y el segundo a partir de una agua con altos niveles de salinidad, para un supuesto cultivo de tomate.
La solución madre se prepara en dos o tres tanques que los vamos a denominar como tanque A y tanque B. Los cálculos se realizan para tanques con una capacidad de 1.000 litros y en donde la solución que prepararemos estará 100 veces concentrada.
Cuando se preparan las mezclas debemos evitar la adición en un mismo depósito de sulfatos y calcio, con fosfatos, el complejo de microelementos los podemos incorporar en el mismo tanque en el que pongamos el nitrato de cal, añadiéndolos antes de mezclar la cal. Intentaremos que los dos depósitos tengan la misma cantidad de abono en kilos, pudiendo utilizar el nitrato potásico para igualar dichos pesos.
En la mayor parte de las instalaciones de riego, el sistema está preparado para dosificar el ácido a partir de un tercer depósito en el que generalmente se incorpora el ácido nítrico diluido.
En la siguiente tabla podemos ver la compatibilidad de las mezclas de los principales abonos utilizados en fertirrigación.
INSTALACION DE RIEGO
6•1 Almacenamiento del Agua
Para alimentar al cabezal de riego, puede que el agua nos venga de una red con presión, de una
aspiración directa de pozo, o bien de una balsa que nos servirá de elemento de reserva, cuya capacidad se calculará para asegurar un suministro continuo. La balsa es conveniente cubrirla con
una malla negra, con placas o material de construcción, para evitar la entrada de luz y por consiguiente la proliferación de algas.
En algunas instalaciones el agricultor ha optado por canalizar el agua de lluvia procedente de la cubierta de los invernaderos, situación que nos obligará a reajustar la solución nutritiva con el cambio de calidad del agua, que en determinados momentos puede resultar incómodo y poco conveniente para el ajuste de las solución nutritiva adecuada. Una posible opción es la de disponer de una balsa para la captación del agua de lluvia y un sistema que permita una mezcla con el agua de normal suministro en la explotación.
Cabezal de Riego
En principio la instalación debe estar dotada de los elementos esenciales de cualquier cabezal de riego localizado. Bomba de aspiración o impulsión del agua de riego, que nos permitirá tener agua en suficiente cantidad a una determinada presión que alimentará nuestro sistema de riego.
El cabezal estará dotado de un prefiltrado, cuando el tipo de agua empleado lo requiera, seguidamente
se instalarán filtros de arena que nos permitirá eliminar las algas y materia orgánica, con un posible contralavado para poder hacer la limpieza del filtro, manómetro a la entrada y salida del filtro, que nos permitirá detectar cuándo tenemos el filtro sucio. Una vez pasado el filtro de arena, se produce la inyección de los fertilizantes y ácidos para conseguir nuestra solución nutritiva, punto éste que trataremos en un epígrafe aparte por la importancia que tiene sobre el manejo de los sistemas cultivo sin suelo. Una vez aportados los fertilizantes procederemos a filtrar la solución nutritiva por medio de filtros de mallas o anillas. Después del filtrado colocaremos un manómetro que nos indicará por diferencias de presión cuando el filtro se encuentra sucio. El filtrado del agua es necesario si vamos a trabajar con goteros, puesto que el diámetro de paso es tan pequeño, que se pueden obturar con relativa facilidad.
En la figura 6 podemos ver un esquema tipo de un cabezal de riego. Deberá estar dotado de las llaves, reguladores de presión, válvulas de retención y ventosas necesarias.
Generalmente, las tuberías empleadas en el montaje del cabezal son de P.V.C. rígido, resguardadas
de la radiación solar, dado que estos cabezales van montados en pequeñas casetas de obra o en los almacenes de la explotación.
En el cabezal de riego colocaremos los depósitos de poliester o polietileno en donde irán preparadas
las soluciones madre, con un sistema de agitación mecánica, o por medio de sopladores, para la correcta dilución de los fertilizantes. A la salida de estos depósitos instalaremos grifos y filtros para posteriormente inyectar la solución concentrada en la red de riego. El número de éstos dependerá de los cultivos que pretendamos manejar, requiriendo un mínimo de 2.
Sistemas que Permiten Preparar la Solución Nutritiva
6•3•1 Sistema balsa
Para el sistema balsa deberemos construir un depósito a propósito, con una capacidad adecuada.
En la misma se prepara directamente la solución nutritiva en la que quedará determinada la CE y el pH, por medio de la adición de los abonos y ácidos siguiendo las instrucciones indicadas en el epígrafe de preparación de las soluciones. La balsa ha de ser lo suficientemente grande que nos permita una mezcla para varios días, por ejemplo, para una hectárea de invernadero necesitaremos una balsa de unos 100.000 litros, debiendo reponerla cada dos días en períodos de máxima demanda. La balsa debe de estar totalmente cerrada para evitar la entrada de luz. Instalaremos cualquier sistema que permita un fácil aforado, para saber exactamente el agua que tenemos y la que añadimos y así poder hacer los cálculos de abono a incorporar. Normalmente no requieren de sistemas de agitación, siempre que los abonos los incorporemos disueltos y aprovechando el llenado de la balsa.
Este sistema presenta como inconveniente que requiere de la construcción de la balsa. En aquellos casos en los que tengamos agua a presión en la red hemos de volver a bombear el agua y la preparación se ha de realizar con mucha frecuencia en los períodos de máximo consumo de agua.
Como principal ventaja tiene que la solución preparada es constante, así como la CE y el pH. El valor de pH, transcurridas unas horas de la preparación puede variar unas décimas al alza, que puede ser corregida con la adición de un poco de ácido. El mantenimiento es mínimo. El sistema es muy sencillo y queda completo con un pequeño programador de riego, que sea capaz de distribuir los riegos en función de las necesidades del cultivo.

Fuente: Cultivo sin Suelo de Hortalizas
S è r i e D i v u l g a c i ó T è c n i c a
Aspectos Prácticos y Experiencias
Carlos Baixauli Soria
José M. Aguilar Olivert

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